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EL MAR, ORIGEN DE LA VIDA 

Sus Propiedades Terapeuticas

El plasma marino y el plasma humano tienen la misma identidad física, química y fisiológica lo que hace que el agua de mar resulte inestimable para la prevención y tratamiento de las enfermedades.

Tanto científicos como investigadores y biólogos coinciden en señalar que el origen de la vida se encuentra en el agua ya que el primer ser vivo, aparecido hace cientos de millones de años surgió del océano primitivo. De él apareció la primera célula madre que dio origen a todos los seres vivos que hoy poblamos el Planeta. El Medio Marino es, pues, el ecosistema más importante de la Tierra y no en vano la superficie total ocupada por océanos y mares representa aproximadamente el 71% de la superficie del globo, o lo que equivale a decir, 354 millones de km2.

El primer ente vivo formado por una sola célula pasó a convertirse en un ser pluricelular con un sistema circulatorio característico: no estaba constituido por sangre sino simplemente por agua marina. Con el tiempo, y debido a la desecación de su medio acuático, algunos animales marinos tuvieron que salir a la tierra pero en su interior ya quedó esa porción de agua de mar que se ha ido transmitiendo durante generaciones a lo largo de millones de años, durante los cuales la evolución llevó al ser que somos hoy: un organismo compuesto por 60 trillones de células con una impresionante capacidad de auto recuperación gracias a los miles de reacciones bioquímicas que se realizan en su interior cada segundo. No es pues de extrañar la afirmación del profesor Fred Vlés, quien aseguró que “la biología no es otra cosa que la ciencia del agua”.

Esta agua marina heredada permanece en nuestro medio interno, es decir, en palabras de Claude Bernard (1865), “aquel en el cual se bañan las células sin comunicación con el exterior”, llamado también líquido extracelular L.E.C. Esto explica, por ejemplo, el porqué nuestras lágrimas, secreciones nasales o sudor tienen un ligero sabor salado. La importancia, pues, del L.E.C o tejido básico de Pischinger, es incuantificable ya que las células no están en contacto directo unas con otras sino que cualquier información, sea del tipo que sea, -metabólica, inmunológica, impulsos nerviosos…- pasa a través de éste líquido. Puede decirse que el agua orgánica es el soporte de las células y por tanto de todos los mecanismos vitales.

La importancia del agua de mar en relación a la supervivencia humana ha resultado evidente desde la antigüedad y encontramos abundantes referencias al respecto tan antiguas como la propia medicina: Eurípides aseguró, 5 siglos antes de nuestra era, que “el mar cura los males de todos los hombres”, Hipócrates recomendaba el uso oral y externo del agua marina, en el siglo XVIII John Lathan abrió en Gran Bretaña el primer hospital marino y 100 años después aparecieron en Alemania y Francia los primeros centros de talasoterapia.

Pero fue René Quinton (1867-1925), filósofo, fisiólogo y biólogo francés, quien  descubrió a principios del siglo XX la similitud entre el medio interno animal y el medio marino y, en consecuencia, las propiedades terapéuticas del mar. Dicho de otro modo, Quinton demostró con sus investigaciones que el plasma marino y el plasma humano tienen la misma identidad física, química y fisiológica y que las concentraciones relativas de cada elemento químico presentes en el mar y en el L.E.C son similares.

Si bien hace 100 años René Quinton encontró en el agua del mar 15 elementos clasificados en la tabla química periódica, aunque concluyó que probablemente debían de encontrarse todos, posteriores investigaciones han llegado a establecer que son 92 y que su biodisponibilidad permite facilitar al organismo aquellos que necesita y eliminar naturalmente los que le son innecesarios.

El agua del mar representa un impacto terapéutico considerable dirigido al buen funcionamiento del metabolismo mediante la regeneración del medio interno por la correcta actividad celular y más teniendo en cuenta que la mayoría de las enfermedades mantienen o desarrollan un desequilibrio electrolítico.

Teniendo en cuenta estas consideraciones resulta evidente que el plasma marino tiene un papel primordial en la prevención de enfermedades así como coadyuvante en su tratamiento, sea por vía oral o por vía tópica, según la patología de la que se trate. Su mecanismo de actuación será en sinergia con nuestro organismo ya que nuestro medio interno reconocerá en el agua de mar algo que les es propio.

René Quinton nos dejó una imagen muy esclarecedora de la importancia de mantener nuestro líquido interno en buen estado a fin de evitar y tratar la enfermedad: somos como un acuario. Si el agua de una pecera no se renueva, se ensucia y se vicia, los peces que viven en ella acabaran muriendo; si por el contrario este agua se mantiene en buen estado los peces gozaran de energía y vitalidad.

Nuestro acuario interno que baña a las células con plasma prácticamente igual al marino ha de estar en óptimas condiciones- lo que no resulta fácil teniendo en cuenta la contaminación atmosférica, la alimentación, las emociones o el stress al que estamos sometidos-, de lo contrario nuestro organismo enfermará pudiendo llegar incluso a la muerte.

El tratamiento con agua de mar limpia nuestra pecera y en un medio interno limpio, sano y equilibrado no se cultiva la enfermedad. Como dijo el médico y fisiólogo  ruso Alexandre Bogomoletz (1881-1946) en su libro "Como prolongar la vida", " la renovación periódica y permanente del medio interior lo rejuvenece".

Rosa Maria Canas © 2014